SANTA PASCUA DE LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR
“Noli me tangere”, óleo sobre tela, Correggio (Antonio Allegri - 1486-1534).
“Noli me tangere”, óleo sobre tela, Correggio (Antonio Allegri - 1486-1534).
«El Hijo de Dios asumió al hombre, y en el hombre padeció todo lo humano. Esta medicina de los hombres es tan grande, que no podemos ni imaginarla. Porque ¿qué soberbia puede sanarse, si con la humildad del Hijo de Dios no se sana? ¿Qué avaricia podrá curarse si con la pobreza del Hijo de Dios no se cura? ¿Qué enojo puede curarse, si con la paciencia del Hijo de Dios no se cura? ¿Qué impiedad podrá curarse si con la caridad del Hijo de Dios no se cura?
“Santa Gertrudis y sus compañeras”, vitral de la Basílica de Notre-Dame de Montligeon, Chartes, Francia.
Oliver Clément, osb
Bernardo Vregille, sj[1]
«(…) Debes creer en la pasión del Señor y confesar que Cristo ha padecido y ha sido crucificado…, según lo predicho por los profetas (ver Is 53,5). Y procura no avergonzarte de la pasión de tu Señor…
“Santa Matilde instruye a santa Gertrudis”, vitral de la Basílica de Notre-Dame de Montligeon, Chartes, Francia.
Oliver Clément, osb
Bernardo Vregille, sj[1]
«Es todo el hombre el que renace y se renueva en Cristo, para que, como Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, nosotros vivamos también una vida nueva (Rm 6,4), en otras palabras, es necesario que rechacemos los errores de nuestra vida anterior (...). Y de la misma forma como hemos revestido la imagen de lo terrenal, debemos revestir también la imagen de lo celestial. Porque el primer hombre es salido del suelo, es terrestre, pero, el segundo hombre, ha venido del cielo (1 Co 14,49.47).
Santa Gertrudis y Santa Verónica, vitral de la iglesia de Corpus Domini, Monasterio de la Adoración Perpetua, Santiago de Chile.
Oliver Clément, osb
Bernardo Vregille, sj
«Al ciego de nacimiento el Señor le devolvió la vista no por medio de su palabra, sino por una obra. No lo hizo en vano ni al acaso, sino para mostrar la mano de Dios, la misma que al principio creó al hombre. Por eso, cuando los discípulos le preguntaron por qué motivo el hombre había nacido ciego, si por culpa suya o de sus padres, respondió: “Este no pecó, ni sus padres; sino para que se manifieste en él la acción de Dios” (Jn 9,3). (...)