TRIPLE OFRENDA EN LA EPIFANÍA DEL SEÑOR
Adoración de los Magos. Filippino Lippi. 1496.
En la solemne fiesta de la Epifanía Gertrudis ofreció a Dios, al modo de las ofrendas reales:
Adoración de los Magos. Filippino Lippi. 1496.
En la solemne fiesta de la Epifanía Gertrudis ofreció a Dios, al modo de las ofrendas reales:
Santa Gertrudis con la Virgen y el Niño, óleo sobre tabla, anónimo, Abadía de San Salvador de Leyre, España.
Salve, María,
Reina de clemencia, olivo de misericordia,
por quien nos ha llegado el remedio de vida;
Santa Gertrudis y santa Matilde ofreciendo su corazón al Niño Jesús. Giuseppe Rossi (ca. 1700). Monasterio de San Severino, Las Marcas (Italia).
Parroquia Santa Gertrudis, diócesis de Alajuela, Costa Rica.Parroquia Santa Gertrudis, diócesis de Alajuela, Costa Rica.
por Ana Cecilia Espinoza C.
Parroquia Santa Gertrudis
Diócesis de Alajuela
Costa Rica
Santa Gertrudis - Diócesis de Alajuela, Costa Rica, 6 de enero de 2015
Querido Santo Padre
Papa Francisco
Ciudad del Vaticano
Presente
Iglesia matriz Santa Gertrudis de Cosmópolis, Estado de San Pablo, Brasil
Fotograma de la película “Gertrudes a Grande”.
Cuenta la historia de la patrona del municipio de Cosmópolis
Cristo en majestad
Hacia 1100
Château des Moines, Berzé-la-Ville (cerca de Cluny), Francia
«Aclaremos un punto sobre el reino de Dios. Como no hay “relación entre la justicia y la iniquidad, ni entre la luz y las tinieblas, ni armonía entre Cristo y Belial” ( 2 Co 6,14-15), no pueden darse en el mismo sujeto reino de Dios y reino del pecado. Por tanto, si queremos que Dios reine en nosotros, no reine en modo alguno el pecado en nuestro cuerpo mortal (Rm 6,12), ni sigamos sus preceptos cuando llama a nuestra alma por medio de las obras de la carne y cosas contrarias a Dios.
La segunda venida de Cristo
Hacia 1700
Ícono griego
“Anunciamos la venida de Cristo, pero no solamente la primera, sino también la segunda, más gloriosa que la primera. La primera lleva el signo de la paciencia, en cambio la segunda lleva la corona del reino divino. Como en la mayoría de los casos, en nuestro Señor Jesucristo todas las cosas son dobles: hay un doble nacimiento, el primero es el de Dios, antes de todos los siglos, y el otro el de la Virgen, en la plenitud de los tiempos. Hay dos descensos: uno oscuro y callado, como sobre lana; el otro manifiesto, que es el que va a venir.