3. Reglas monásticas latinas anteriores a la Regla de san Benito
IX. La Regla del Maestro (continuación)
Capítulo 32: Pregunta de los discípulos: De qué modo deben despertarlos. El Señor responde por el maestro:
3. Reglas monásticas latinas anteriores a la Regla de san Benito
IX. La Regla del Maestro (continuación)
Capítulo 29: Pregunta de los discípulos: Sobre el tiempo de dormir de ellos; y cuál debe ser la disposición del lugar y en qué orden dormirán. El Señor responde por el maestro:
«Cuando el día octavo de la Resurrección del Señor se leía en el evangelio que el Señor dio con su soplo el Espíritu Santo a los discípulos[1], suplicó ésta con piadosa intención al Señor que se dignara derramar también en ella su dulcísimo Espíritu.
«¿No podía el Señor resucitar sin las cicatrices? Sin duda, pero sabía que en el corazón de sus discípulos quedaban heridas, que habrían de ser curadas por las cicatrices conservadas en su cuerpo. Y ¿qué respondió el Señor al discípulo que, reconociéndole por su Dios, exclamó: “Señor mío y Dios mío?”. Le dijo: “¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto”.
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A Su Santidad
Benedicto XVI
Presente
«El primer día de la semana, de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido sacada. Corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: “Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto”.
«¿No saben ustedes que todos los que fuimos bautizados en Cristo Jesús, nos hemos sumergido en su muerte? Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que así como Cristo resucitó por la gloria del Padre, también nosotros llevemos una Vida nueva. Porque si nos hemos identificado con Cristo por una muerte semejante a la suya, también nos identificaremos con él en la resurrección.