Inicio » Node » Cuadernos Monásticos Nº 123

Editorial

LA NATIVIDAD

Esmalte georgiano. Siglo XI. Reproducción de Nelda Vettorazzo[1]

“Hoy, amadísimos, ha nacido nuestro Salvador. Alegrémonos. No es justo dar lugar a la tristeza cuando nace la vida para acabar con el temor de la muerte y llenarnos de gozo con la eternidad prometida. Nadie se crea excluido de participar en este regocijo, pues una misma es la causa de la común alegría, ya que nuestro Señor, destructor del pecado y de la muerte, así como a nadie halló libre de culpa, así vino a librar a todos del pecado. Exulte el santo, porque se acerca el premio; alégrese el pecador, porque se le invita al perdón; anímese el gentil, porque se le llama a la vida. (…)

Amadísimos, damos gracias a Dios Padre por medio de su Hijo en el Espíritu Santo, que, por la inmensa misericordia con que nos amó, se compadeció de nosotros, y, estando muertos por el pecado, nos resucitó a la vida de Cristo para que fuésemos en Él una nueva criatura, una nueva obra de sus manos. Por tanto, dejemos al hombre viejo con sus acciones y renunciemos a las obras de la carne nosotros que hemos sido admitidos a participar del nacimiento de Cristo. Reconoce, ¡oh cristiano!, tu dignidad, pues participas de la naturaleza divina, y no vuelvas a la antigua vileza con una vida depravada. Recuerda de qué cabeza y de qué cuerpo eres miembro. Ten presente que, arrancado al poder de las tinieblas, se te ha trasladado al reino y claridad de Dios. Por el sacramento del bautismo te convertiste en templo del Espíritu Santo. No ahuyentes a tan escogido huésped con acciones pecaminosas, no te entregues otra vez como esclavo al demonio, pues has costado la sangre de Cristo, quien te redimió según su misericordia y te juzgará conforme a la verdad, el cual con el Padre y el Espíritu Santo reina por los siglos de los siglos. Amén”[2].

 

EDITORIAL

Con este número cerramos nuestras entregas de 1997. Y concluimos asimismo la publicación de las conferencias, respuestas, palabras finales del Abad Primado y crónica del Congreso de Abades de 1996. Esperamos que hayan ayudado a todos nuestros lectores a profundizar sobre esta siempre actual y exigente temática: la FORMACIÓN.

El P. Leikam, osb, nos ha obsequiado un artículo que nos ayuda a reflexionar sobre el modo en que vivimos el silencio en la celebración de la Liturgia de las Horas, a partir de un análisis del Directorio para la celebración del Opus Dei benedictino. Sigue siendo un tema no totalmente resuelto la dificultad en aceptar e insertar del silencio en nuestras celebraciones; tal vez, se trate de un reflejo de esa falta de silencio auténtico que invade a nuestro mundo. Seguramente es por esta razón que hay tanto interés, por parte de quienes se acercan a nuestros monasterios, por hallar verdaderos espacios de silencio interior y exterior.

La contribución del Hno. Francisco, osb, quiere ser una nueva ayuda, en la misma dirección de otros artículos publicados en los años precedentes, para la práctica de la lectio divina. Es nuestro deseo proseguir con esta línea de aportes; destinados a un público más bien amplio e interesado por aprender a leer la Palabra de Dios, a la sombra, por así decirlo, de la tradición monástica de la lectio divina.

En la sección Fuentes, hemos querido rendir un homenaje sencillo, pero no menos afectuoso y sincero, a la proclamación de santa Teresa de Lisieux como doctora de la Iglesia. Es, sin duda, un signo de los tiempos, esta presencia femenina en el ámbito de la reflexión teológica, de la enseñanza... Presencia que está enriqueciendo a todas nuestras comunidades, a la Iglesia y de la que seguramente recibiremos mucho más en los próximos años.

Al entregarles este número de Cuadernos Monásticos, deseo asociarme al mensaje visual que nos ofrece la lámina de la Natividad del Señor Jesús, deseándoles a todas y todos nuestros lectores una Navidad muy feliz y santa. Al mismo tiempo les aseguramos, con quienes participan en los diversos trabajos de Cuadernos Monásticos, nuestro afecto de hermanos, les agradecemos el interés y el acompañamiento que brindan a nuestra revista, renovando el deseo de continuar al servicio de Ustedes y solicitándoles nos hagan llegar todas sus críticas y sugerencias para mejorar, en todo lo que nos sea posible, esta publicación que es nuestra.

De pronto, se les apareció el Ángel del Señor y la gloria del Señor los envolvió con su luz. Ellos sintieron un gran temor, pero el Ángel les dijo: «No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor. Y esto les servirá de señal: encontrarán a un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre». Y junto con el Ángel, apareció de pronto una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: «¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra, paz a los hombres amados por él» (Lc 2, 9-14).

 

Cuadernos Monásticos en Internet

http://home.overnet.com.ar/cuadmon


[1] Reproducido por amable concesión del Centro Russia Ecumenica, Roma.

[2] León el Grande (+461), Homilía 21 (1ª sobre la Natividad del Señor). Trad. castellana de Manuel Garrido Bonaño en San León Magno. Homilías sobre el Año Litúrgico, Madrid, 1969, pp. 69-72 (BAC 291).

 

SUMARIO

Editorial

La teología en la formación monástica

«Las monjas y los monjes, gracias a su formación teológica deberían ser capaces de responder a su vocación ante la sociedad, y si lo hacen con pasión teológica no será ciertamente un perjuicio»

Artículo

La teología en la formación monástica

«Respuesta» a la conferencia del Abad Benno Malfèr, osb.

Artículo

Palabras finales al Congreso de Abades, 1996

Discurso conclusivo del Abad Primado de la Orden de San Benito.

Artículo

Celebración de la Liturgia de las Horas monástica con «liturgias del silencio»

Este estudio analiza «la naturaleza del silencio litúrgico en la Liturgia de las Horas», tal como este es presentado en el «Directorio para la celebración del Opus Dei» benedictino.

Artículo

Reflexiones monásticas en torno a algunos aspectos del libro del profeta Oseas

«Una lectura “monástica” de la historia de la vocación profética de Oseas puede conducir al monje a una reflexión teológica de lo sagrado».

Artículo

Vivir de amor (poesía)

Introducción y comentario de Virginia Raquel Azcuy.

Fuente

Recensiones - Libros recibidos

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