Conferencia de Comunidades Monásticas del Cono Sur
Conferencia de Comunidades Monásticas del Cono Sur
Es, pues, urgente que los cristianos
descubran la novedad de su fe y su fuerza de juicio
ante la cultura dominante e invadente: “En otro tiempo
fueron tinieblas –nos recuerda el apóstol Pablo–; pero
ahora son luz en el Señor. Vivan como hijos de la luz”.
(Juan Pablo II, “Veritatis Splendor” 88)
La radicalidad evangélica –Se dijo… Pero yo les digo… (Mt 5,21-22)– sigue despertando la conciencia del hombre, tentado hoy más que nunca de traicionar la apertura a lo Verdadero, lo Bueno y lo Bello. “La cultura contemporánea ha perdido en gran parte este vínculo esencial entre Verdad-Bien-Libertad y, por tanto, volver a conducir al hombre a redescubrirlo es hoy una de las exigencias propias de la misión de la Iglesia, por la salvación del mundo”1. Este número de Cuadernos Monásticos quiere contribuir a esa tarea eclesial de iluminar las realidades humanas en algunos ámbitos específicos: el de la relación esponsal en su sentido más amplio; el de la música y el canto, como lenguaje capaz de expresar lo inefable; y el del pensamiento que, impulsado por la fe, vence la trampa del relativismo.
En el primer artículo el P. Agustín Roberts, ocso, nos brinda, además de una excelente síntesis de la doctrina sobre la “redención del cuerpo” –expuesta por Juan Pablo II en forma de catequesis, durante una serie de audiencias generales de los miércoles–, sus propias reflexiones sobre la valiosa visión antropológica del Papa, deteniéndose en lo que más puede aplicarse a la vivencia monástica. Nos hace así tomar conciencia de toda la belleza y la fuerza interpelante que subyace en la enseñanza bíblica –que fundamenta la doctrina del Papa– sobre la dignidad del ser humano, al que Dios hizo varón y mujer, y el sentido esponsal del cuerpo.
En el siguiente artículo, Benedetta Zorzi, osb, afronta el desafío de rastrear la concepción de Agustín sobre la música –y en especial sobre el canto– que subyace de modo no sistemático en las Enarrationes in Psalmos, y en especial en la profundización agustiniana del concepto del jubilus, el cual nos abre a una experiencia musical que es expresión de la fe cristiana.
Consciente de que la niebla del relativismo moderno ofusca y confunde, aún a pesar suyo, el pensamiento del hombre de hoy, Giuseppe De Rosa, sj, nos ofrece, como herramienta válida para un buen discernimiento, una descripción seria, accesible y bien fundada de esta corriente de pensamiento, explicando con claridad didáctica cuáles son sus raíces y el desafío que plantea a la fe y la moral cristianas.
La segunda parte del artículo del Card. Jorge A. Medina Estévez –que fue publicado en CuadMon 165–, viene a completar el rico panorama de símbolos y signos litúrgicos que el autor presenta en una recopilación ordenada y didáctica.
En la sección “Fuentes” terminamos de publicar, con el Comentario al Salmo 128, el Comentario de san Agustín a los Salmos Graduales. En este “salmo de persecución” la Iglesia de hoy se reconoce, y no cesa de cantar al Señor que la bendice y sostiene en medio de las pruebas.
1 Discurso del Papa Juan Pablo II a los participantes en el Congreso internacional de teología moral (10 de abril de 1986), § 1; citado en Veritatis Splendor, 84.
El presente artículo tiene una finalidad netamente didáctica y, si se quiere, “monástica”: ayudar a personas con poco tiempo disponible, y quizá con dificultades para seguir la prosa compleja, circular y algo repetitiva del Papa, a captar el sentido fundamental de esta enseñanza sobre la redención del cuerpo humano: ¿de qué se trata?, ¿qué es lo que trata de enseñar el Papa y cuál es su importancia?, ¿cuáles son sus fundamentos bíblicos?, ¿es justo pensar que sea una “bomba teológica de relojería”, de acción retardada?.
…muchos rasgos valiosos de su pensamiento pueden recogerse en las Enarrationes in Psalmos, donde desarrolla con particular relevancia el tema del iubilus. Éste era la vocalización que acompañaba el canto de los salmos (y a la cual los propios salmos invitaban), gracias a la cual Agustín trata sobre el “canto sin palabras”, esto es, un canto no sometido a las palabras sino puramente musical.
El católico mira con amor el rico y expresivo mundo de los signos y símbolos litúrgicos y religiosos que pertenece al acervo de la Tradición de la Iglesia, detrás de la cual está la acción del Espíritu Santo que la acompaña en su peregrinación. Los respeta, procura comprenderlos y saca de ellos aliciente e impulso para su vida espiritual. Y rechaza, como una refinada tentación de soberbia, tener para con ellos una actitud de menosprecio o de prescindencia.
En todos los sectores de la cultura y de la vida contemporánea, el “pensamiento dominante” es el relativismo, a tal punto que ejerce sobre el pensamiento de hoy una especie de “dictadura”. Así, en el campo de la filosofía, se niega todo valor al “pensamiento fuerte”, esto es, a la metafísica y, en cambio, se enfatiza el “pensamiento débil”, escéptico y nihilista, afirmando que el intelecto humano puede llegar sólo a aquello que empíricamente es logrado (Hume-Kant) y científicamente verificable; de donde palabras como Dios, la verdad, el bien, el espíritu, son palabras “sin sentido” que nada dicen, porque las realidades que con tales términos se designan, no son ni empíricamente avanzados ni científicamente verificables.
«…no sólo creyeron los que pertenecen al número de los santos, sino muchos justos y también muchos inicuos, entraron en la Iglesia, sobrepasando el número, y los justos soportaron a los inicuos. ¿Cuándo? Mientras exista la Iglesia. ¿Acaso esto sucede desde que tenemos memoria hasta ahora? Para que la Iglesia no se sorprenda ahora, ni para que ningún miembro de la Iglesia, que quiere ser bueno, se sorprenda, escuchemos lo que dice la misma Iglesia, su madre: “Hijo, no te sorprendas por estas cosas: Con frecuencia me han combatido desde mí juventud”».
