Inicio » Cuadmon » Cuadernos Monásticos Nº 227

Editorial

Llegamos al último número de este año 2023, dedicado a la Liturgia, a la que san Benito, en su Regla para los monjes, nos dice que nada deben anteponer en su vida; de donde deducimos la gran importancia que la misma tiene para el Santo Patriarca de Occidente. Con una grande y profunda visión que abarca lo que san Juan Pablo II llamó “los dos pulmones: el oriental y el occidental, con que la Iglesia universal necesita respirar”, aplicándolos a la vida litúrgica, el presente número trae tres artículos interesantes dedicados a la Liturgia Occidental, aunque uno de ellos -el de P. Prétot-, por su temática, adquiere dimensiones universales. Por otro lado, bajo la forma de una crónica, dos jóvenes monjes de nuestra Congregación nos ofrecen la experiencia vivida en un curso de Liturgia Oriental –bizantina–, y la sección Fuentes nos aporta una visión ascética oriental, a la luz de la experiencia de Abba Zósima. Completan este número dos Crónicas In memoriam, sobre la vida ejemplar de una monja y un monje de nuestra Congregación, a quienes recientemente el Padre eterno llamó a su presencia, plenos de años y de sabiduría.

En primer término, la reflexión del P. Prétot nos muestra claramente que, respecto a la Liturgia de la Iglesia, la unidad de sentido mueve a los tres últimos Papas en lo referente a: i) resaltar la importancia capital que la Liturgia tiene en la vida de la Iglesia, en orden a la unidad en la verdad y la caridad; ii) por ello, se deben superar las disputas crecientes presentes en el ámbito católico, desde hace aproximadamente setenta años, para contribuir a una “paz litúrgica”; iii) para lo cual, se debe considerar como criterio hermenéutico de interpretación: la continuidad de una “liturgia viva” en el seno de la tradición. Sobre esta base irrefutable en común, en Desiderio Desideravi, el Papa Francisco sorprende al repristinar temas importantes, pero aún no debidamente tratados: el vínculo estrecho entre la participación activa y la formación litúrgica de los fieles, por lo que su propuesta es un verdadero tratado de teología litúrgica, enraizado en el Vaticano II y en el Movimiento Litúrgico, bajo la influencia notable de Romano Guardini. De esas fuentes saca su concepción de un “ars celebrandi” más en consonancia con la “noble sencillez” evangélica (SC 34), que con un ritual vistoso, artificial y desconectado de las culturas o descuidado en aras de una creatividad desprovista de sentido evangélico. Por eso, Francisco “desarrolla una concepción de la liturgia que apunta ante todo a manifestar la alegría del Evangelio”, utilizando como criterio de verdad en el culto “la capacidad para anunciar el misterio de un Dios revelado en Jesucristo como Dios de ternura y piedad, un Dios que ama a todos los seres humanos y que tiene misericordia con cada uno, especialmente con los heridos por la vida”. De allí que el Papa parta de las palabras de Jesús en la última Cena, “Desiderio desideravi” (“he deseado con un gran deseo”), colocando a la Eucaristía en el centro y considerándola como la manifestación en el culto de la revelación de Jesucristo como cumplimiento de las Escrituras. Para Francisco, la Eucaristía es un Don inmenso de Dios por amor. La respuesta adecuada a ese Don es entregarse al amor de Cristo y dejarse atraer por Él, lo cual implica necesariamente una ascesis. En definitiva, esta Carta Apostólica del Papa Francisco relaciona la última Cena, la Muerte en la Cruz y la Resurrección de Jesús, destacando que la última Cena es anticipación del sacrificio cruento en la Cruz y permite comprender su significado. La Eucaristía es vista como la actualización de la historia de la salvación centrada en la Cruz. Es el lugar de encuentro y comunión con Cristo y la Iglesia como sacramento del Cuerpo de Cristo. De allí que el Papa resalte la importancia de la participación plena y consciente en la celebración, para lo cual es fundamental la formación de una mistagogía litúrgica para los fieles.

Luego, Dom J. P. Longeat, nos presenta una perspectiva histórica-teológica-litúrgica de la Solemnidad de Cristo Rey del Universo, que desvela las distintas facetas de la realeza de Cristo presentes a lo largo del Año Litúrgico. Sabemos que su origen como fiesta en 1925, bajo el Papa Pío XI, se debió a que la Iglesia buscaba enfatizar la “realeza social” de Cristo y su influencia sobre las instituciones civiles, la educación y la cultura, en respuesta a un contexto de secularización y laicización en Europa occidental. Pero la reforma litúrgica posterior al Vaticano II amplió la perspectiva teológica de la fiesta, situándola al finaldel año litúrgico como una culminación escatológica. Recorriendo el Leccionario para los diferentes ciclos litúrgicos, vemos aspectos específicos de la realeza de Cristo: 1) Como Rey Pastor, destaca la importancia de la escena del Juicio final en Mateo 25, donde se enfatiza el triunfo del amor y el servicio a los necesitados como criterio del Reino de Dios; 2) Como Rey Cordero real, se subraya la imagen de Cristo como Cordero inmolado y resucitado, que recibe poder y dominio sobre todas las cosas; 3) Como Rey crucificado, se analiza cómo la crucifixión de Cristo revela su realeza de una manera radicalmente diferente a lasexpectativas humanas, y cómo su realeza proviene de la obediencia y la humildad. En resumen, el autor explora diversas facetas de la realeza de Cristo desde una perspectiva teológica, conectándola con diferentes momentos del Año Litúrgico y destacando la paradoja de su realeza crucificada.

Por su parte, M. Launay se pregunta qué definición teológica de la identidad y del ministerio de un abad o de una abadesa nos permite dar la liturgia, a través del Ritual de la bendición abacial. Para ello recurrirá al estudio del mismo, en una investigación en varias etapas. Una primera, externa al Ritual mismo, evocará las fuentes y criterios que se siguieron para la renovación del Ritual, promulgado en 1970. Sobre este marco, el autor luego se centra en el análisis de la figura del abad, distinguiendo y comparando su ministerio con el del obispo que, aunque parecen similares externamente, tienen su especificidad y distinción. En el caso del ministerio abacial, esa especificidad se expresa en la sacramentalidad propia del oficio, manifestada en la gran plegaria de la bendición abacial –tanto para el abad como para la abadesa–, cuyo estudio profundo establece una teología clara del ministerio abacial, derivada del Misterio Pascual de Cristo y que viene a consolidar la hipótesis del autor: “fundado en el bautismo y vivido a imagen de Cristo Buen Pastor, el ministerio abacial, ejercido tanto por un abad como por una abadesa, es lugar de llamada a la santidad para el abad o la abadesa, para los religiosos a ellos confiados, y signo de esta llamada universal a la santidad para la Iglesia y el mundo”. La autoridad del abad es real, pero “se trata de un cargo pastoral subordinado a Cristo, el único y verdadero Pastor de las ovejas que son los bautizados. La autoridad abacial es de naturaleza espiritual: el abad ejerce suautoridad para construir la vida fraterna. Él no es un intermediario entre su comunidad y Dios, sino un medio a través del cual su comunidad en general y cada hermano que la compone en particular, pueden vivir juntos el despliegue de su bautismo mediante la práctica de los consejos evangélicos”. El autor concluye su aporte proponiendo “una nueva aproximación a la teología de los ministerios a través de la vida religiosa femenina”, basándose en que “la triple misión de enseñar, gobernar y santificar ejercida por un superior religioso tiene su origen en la triple misión sacerdotal, profética y real que se recibe en el bautismo”. Al respecto, el Papa Francisco quien con su motu proprio Spiritus Domini, ha suscitado una profunda reflexión sobre la naturaleza del sacerdocio bautismal y su despliegue según sus tres funciones de sacerdote, profeta y rey. Teniendo presente esto y que la abadesa ejerce una autoridad espiritual y fraterna basada en el bautismo, M. Launay se pregunta: “¿se podría decir que una mujer podría enseñar, gobernar y santificar?”, para concluir afirmando que “reflexionar teológicamente sobre la vida religiosa femenina en la Iglesia podría iluminar de manera significativa la teología de los ministerios en la actualidad”.

Siguen dos crónicas In memoriam de dos queridos monjes de nuestra Congregación Monástica, de la que participaron desdesus inicios, pertenecientes a la Abadía Santa María, Madre de la Iglesia, M. Plácida María Zorrilla Rodríguez, y a la Abadía Santa María de Los Toldos, P. Bartolomé Swinnen. Cada uno, desde el lugar que les tocó, vivió en profundidad el carisma benedictino, fiel a la tradición de su casa fundadora, participando activa y fructuosamente en la actualización del Misterio Pascual, a través del Oficio Divino y de la Eucaristía, y entregándose totalmente en los distintos servicios que se les solicitó a lo largo de sus provechosas vidas, colaborando activamente en la construcción de la vida fraterna en sus comunidades. ¡Que el Señor los recompense con la herencia de los siervos buenos y fieles! (cf. Mt 25,21. 23).

Del 17 al 21 de julio 2023 tuvo lugar en la Abadía de Santa Escolástica, un curso sobre “Las grandes fiestas del Año Litúrgico Bizantino”, dictado por Mons. Manel Nin, osb, Exarca Apostólico para los fieles católicos de rito bizantino residentes en Atenas, quien iluminó a los participantes con sus profundos conocimientos sobre el rito bizantino y los contagió de su amor por la celebración litúrgica de la fe para hacerla vida. Fue una excelente oportunidad para el nutrido grupo de jóvenes monjes y monjas participantes, de entrar en contacto con la singular belleza de la liturgia de la Iglesia en Oriente. Belleza que se expresa en una tradición ritual manifestada especialmente en la iconografía, la música sacra, la literatura (troparios), mostrando así la fe viva en Jesucristo, centrada en el Misterio de la Encarnación y de la Pascua, del Pueblo de Dios que peregrina en el Oriente cristiano. Todo esto expresa “la necesidad de implementar un camino mistagógico, tanto catequético como celebrativo, para alcanzar una mayor comprensión de lo que creemos y participar cada vez más de la vida nueva del Resucitado. Lex orandi, lex credendi, lex vivendi”.

Finalmente, en la sección Fuentes, el P. Enrique Contreras, nos trae bajo el título Capítulos muy útiles, su traducción de las enseñanzas de Abba Zósima (siglo VI), quien procede de un pueblo llamado Sinde, cercano a Tiro, en Fenicia. Llevó vida monástica durante un corto período de tiempo en unmonasterio de su pueblo, para después pasar a la laura de san Gerásimo, en Palestina. Después fue superior de su propia comunidad en Cesarea de Palestina o en las cercanías. Allí vivió durante la segunda mitad del siglo V y la primera del siglo VI, falleciendo después del año 525, con más de ochenta y cinco años. En el texto que presentamos, y que sería “el compendio o la síntesis de las enseñanzas orales de Abba Zósima”, encontramos tratados, principalmente, estos temas: el desprendimiento; el soportar las injurias, como camino de la mansedumbre y la humildad; la acusación de sí mismo.

SUMARIO

Editorial

La Carta Apostólica Desiderio Desideravi del Papa Francisco. Una nueva manera de abordar el debate en liturgia

Limitándose a esta temática eucarística, el artículo se propone poner de relieve la novedad de la aproximación propuesta por el Papa Francisco situándola en relación con otros dos textos que son la encíclica “Ecclesia de eucharistia” de Juan Pablo II (2003) y la exhortación apostólica “Sacramentum caritatis” de Benedicto XVI (2007).

Artículo

La liturgia de Cristo Rey

Una mirada retrospectiva sobre el conjunto del ciclo litúrgico nos permitirá constatar que el tema teológico de la realeza de Cristo no espera al último domingo del año para declararse. En realidad, tenemos aquí muchísimo más que un simple elemento episódico, tenemos un eje constante y con un notable poder unificador.

Artículo

Un ministerio en y para la Iglesia: el servicio de una abadesa y de un abad

¿Qué ocurre con la figura específica de un abad o una abadesa de una comunidad religiosa? La pregunta de este artículo es la siguiente: ¿qué definición teológica de la identidad y del ministerio de un abad o de una abadesa permite dar la liturgia?

Artículo

Curso de Liturgia: “Las grandes fiestas del año litúrgico bizantino”

Monseñor Nin nos sorprendió como un excelente pedagogo. Fue guiándonos por un intenso recorrido a lo largo de las 12 grandes fiestas del año litúrgico bizantino. No solo quedó bien de manifiesto su conocimiento intelectual, sino, sobre todo, su amor por la liturgia, en particular del rito bizantino en el cual desde hace ya muchos años vive, anuncia y celebra la fe en Jesucristo.

Crónica

Madre Plácida María Zorrilla Rodríguez (25/6/1929 - 31/7/2023). In memoriam

Al escuchar a un tío, que frecuentemente le hablaba sobre la espiritualidad benedictina y la Regla de san Benito, fue a visitar la flamante Abadía de Santa Escolástica; teniendo su primer encuentro con la abadesa fundadora, Madre Plácida de Oliveira, el 18 de octubre de 1947 y, sintiendo que era allí donde Dios la llamaba, ingresó el 26 de julio de 1950.

Crónica

P. Bartolomé Swinnen, osb. In memoriam

El 12 de marzo de 1961, Bartolomé fue ordenado sacerdote en Los Toldos y en seguida se sumó a las tareas del Monasterio: comenzó a trabajar en el colegio e internado de la Escuela Agrícola Benedictina, que mantenía la Comunidad. También colaboró en las tareas pastorales de las capillas vecinas, y más tarde en la conducción de los trabajos rurales al frente de la economía.

Crónica

Capítulos muy útiles

“El cauterio de Jesús te hace padecer. Pero te libra del deseo insaciable, si lo soportas valientemente. Si no lo soportas, te tratas injustamente a ti mismo. No acuses a tu hermano. Pero nosotros, olvidándonos de culparnos a nosotros mismos en la prueba, rechazamos el remedio ofrecido por Cristo, y como necios nos ponemos a tramar pensamientos contra los bienhechores”.

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