Inicio » Cuadmon » Cuadernos Monásticos Nº 171

Editorial

En este último número del año nos complacemos en presentarles artículos originales de estudiosos de nuestro Cono Sur. En primer lugar el P. Fernando Rivas, osb, Abad del Monasterio de San Benito de Luján, nos invita a reflexionar sobre los puntos de encuentro entre la espiritualidad cisterciense y la Regla del Maestro, patentizando lo esencial de la vida monástica benedictina –todos estos elementos subyacen, como el mismo P. Abad Fernando lo señala, presentes en la RB–, pues la profesión es equiparada al bautismo para hacer propio el yugo del Señor en una verdadera escuela que, si bien presenta reales similitudes con el martirio, anticipa la dulzura del Encuentro definitivo a través de una vida en común de trabajo y oración a los pies de Jesús. Reafirmamos con esta lectura el noble y humilde servicio al que todos los bautizados estamos llamados si queremos dejar las tinieblas, caminando a través de las virtudes hacia la Luz sin ocaso. El Hno. Pedro E. Gómez, osb, monje del Monasterio de Nuestra Señora de La Paz, nos continúa incitando a rezar siguiendo el modelo de los monjes medievales. En esta oportunidad es junto a Gilberto de Hoyland como aprendemos a degustar mejor la lectio, prodigando naturalmente sus frutos como ructus cordis, pues esa Lectura involucra a toda la persona como unidad indisoluble corpóreo-espiritual. Y el Padre Samuel Fernández, Decano en la Pontificia Universidad Católica (Chile), revitaliza nuestra mirada para ver, ya desde y junto a Orígenes, cómo toda la creación es metáfora de Dios: dado que la Palabra se hizo carne, lo visible es el único camino para conocer lo espiritual. Además ofrecemos la traducción de la tercera y última parte de las luminosas conferencias del P. Abad Dubois sobre la Liturgia: es el Señor quien a través de ella nos ayuda a salir de nosotros mismos para entrar, como naturalmente, en el diálogo trinitario, sumergidos en un movimiento de amor a Dios inseparable del amor a los demás, como en una “sobria ebriedad”. El P. Luis Bouyer supo calibrar muy bien cómo es la liturgia la que nos va formando. Y en la Sección Fuentes, completamos, como feliz aporte del Dr. Alfonso Hernández Rodríguez, de la Universidad de Buenos Aires (Argentina), la traducción de la Vida de San Gerardo, noble y señor feudal del siglo IX, que supo vivir su acendrada fe contribuyendo a forjar la Europa cristiana. ¡Todos, en y desde donde estamos, podemos y tenemos que dar gloria a Dios, brindando alegremente nuestros dones! Deseamos de corazón servirles y que nos continúen acompañando, ahondando en este conocimiento degustado, que nos mueve a un mayor amor de Cristo. ¡Muy feliz año 2010, en el que festejaremos los 45 años de vida de Cuadernos Monásticos!

SUMARIO

Editorial

La espiritualidad cisterciense y la Regla del Maestro

Gracias a esta perspectiva bautismal los Padres cistercienses presentan la vida monástica en dependencia radical del orden sacramental. El monje se esfuerza por realizar personalmente, por su consentimiento libre, el misterio sacramental. De allí, toda la vida monástica es una realización de lo que los sacramentos significan: la “lectio divina” como “manducatio” de la Palabra de Dios será la continuación, a lo largo del día, de la “manducatio” por excelencia que es la Eucaristía. La oración de compunción renovará con sus lágrimas aquellas aguas del bautismo, que purificaron el alma del monje.

Artículo

La liturgia formadora del monje (Tercera parte)

Se trata de reconocer que la vida espiritual cristiana (y monástica) nos es trasmitida, se desarrolla, madura y sobre todo, pero no exclusivamente, llega a su perfección a través de la liturgia. El concilio emplea la expresión “formación litúrgica para la vida espiritual” (SC 17); dice, igualmente, que de la liturgia, como de una fuente, se obtiene “con el máximo de eficacia la santificación de los hombres en Cristo” (SC 10).

Artículo

La teología monástica como ructus cordis en Gilberto de Hoyland (consideraciones sobre los Sermones V y VI, in canticum salomonis).

Las suaves-dulces y duras-oscuras palabras del Señor, gustadas en el paladar del corazón, partidas y masticadas, con los dientes de la inteligencia, retornan para ser repartidas y compartidas en dulce “ructu” con los hermanos. El gusto experimentado engendraba el trabajo de la rumia y de ambos procedía el “ructus”, siendo así la síntesis de “gustus” y “ruminatio”.

Artículo

¿Por qué muchos místicos han sido poetas? Orígenes y la justificación del lenguaje simbólico.

Una de las reflexiones más luminosas y más influyentes de este problema es la del gran teólogo del siglo III, Orígenes de Alejandría. Él como nadie en la antigüedad cristiana reflexionó sobre el carácter simbólico del lenguaje bíblico. Y elaboró, de este modo, una verdadera teología del lenguaje acerca de Dios. Se trata de buscar los motivos teológicos que impulsan al uso del lenguaje simbólico para hablar de Dios, de modo de justificar teológicamente el uso de la poesía para expresar la experiencia del Misterio.

Artículo

Vida de san Gerardo de Aurillac. (Segunda parte).

Fuente

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