Inicio » Cuadmon » Cuadernos Monásticos Nº 169

Editorial

En este número de Cuadernos Monásticos nos unimos a la celebración de los 900 años de la muerte de san Anselmo de Canterbury (21 de abril de 1109), monje benedictino y Doctor de la Iglesia. Como señalan los artículos de Leandro Posadas y de Alfredo Simón, san Anselmo fue, tanto en su tiempo como hoy, un teólogo no fácil de abordar y, a su vez, de congeniar. Sin embargo, no se pude dudar del influjo de su pensamiento en lo que es considerada la tradición teológica de la Iglesia. Sin embargo su mayor riqueza es la de representar un giro en la historia de la teología que no siempre es percibido. En efecto, san Anselmo representa el nacimiento del hombre moderno y por eso tanto su doctrina como su persona misma, reflejan el nacimiento del nuevo planteo teológico del segundo milenio de la Iglesia. Tanto desde el ámbito de la Historia, como de la Filosofía y la Teología, los siglos XI y XII son considerados el origen de la conciencia subjetiva de la persona. En los primeros diez siglos de la Iglesia el cristiano entraba en el Misterio de Cristo y, desde dentro, reflexionaba, establecía relaciones y trabajaba, sobre todo, con el dato revelado de las Sagradas Escrituras, de la que se consideraba parte, como Iglesia que continúa la comunidad de los Hechos de los Apóstoles. En el primer milenio, se podría decir, los cristianos se sentían miembros de la misma historia sagrada, tal como la presentan las Escrituras. Con Anselmo se nota un punto de inflexión en el cual el teólogo empieza a reflexionar desde sus propias inquietudes, su propia búsqueda de Dios (Deum quaerere), su propia vivacidad intelectual (ratio), y los problemas de la época. Anselmo descubre en su interior todo un mundo de inquietudes y reflexiones que necesitan respuesta y reconoce que, aún teniendo el dato revelado, su inteligencia necesita preguntarle, plantearle cuestiones que le permitan acercarse no sólo desde la Fe, sino también de la razón. Con ello Anselmo inaugura un camino que seguirán los siglos sucesivos, confrontando el Misterio de Cristo y las Escrituras con los nuevos descubrimientos de la inteligencia (filosofía) y de las ciencias, dándole por eso a su actitud, como señala el artículo de Ricardo Díez una gran actualidad. Muchas veces el hombre que no tiene creencias religiosas considera que el cristiano ahoga sus inquietudes poniéndoles una tapa con las verdades de la Fe, que responderían en forma clara y evidente a todo. La actitud Anselmo presenta algo muy distinto: con la humildad de un discípulo de san Benito (ver la Fuente de este número) reconoce que el Misterio de Cristo encierra más preguntas que evidencias, pues la razón es muy frágil y pobre. Sin embargo es ella la que debe recibir las respuestas que pueda, y no ser relegada como si sus planteos no tuviesen que existir. De allí que san Anselmo, más que un trasmisor de contenidos teológicos debe ser visto como el introductor de un nuevo método de reflexión: fides quaerens intellectum (la fe buscando entendimiento), lo que refleja el carácter propiamente monástico de su planteo. En efecto, la búsqueda teológica de Dios responde en Anselmo a una inquietud espiritual, no a un deseo de hacer un planteo abstracto, una Summa o un sistema teológico. Por otra parte, esa presencia de la razón no debe ser vista como una arrogancia y exigencia presuntuosa de entender. Por el contrario la intervención de la razón es el humilde reconocimiento de un Misterio que sobrepasa, pero que a la vez está a la base de toda la vida que nos rodea y nosotros mismos participamos. San Anselmo con la humildad de aquel que reconoce y acepta los planteos que se suscitan en el corazón del hombre por el Misterio revelado, desde la Encarnación de Dios (su obra Cur Deus homo, Porqué Dios se hace hombre), hasta la Resurrección del Señor y, más todavía, la vida eterna. San Anselmo pone su inteligencia en la misma búsqueda que abrazó su persona al entrar en el monasterio. No la calla ni la doblega. Creemos que san Anselmo, ante todo, ha abierto a la posteridad el camino de una Fe que no se avergüenza de no poder entender todo y sin embargo obedece, pero no por eso deja de interrogar, buscar y razonar. La Fe no apaga su razón, sino que la excita cada vez más, aún cuando no pueda entender. Por eso san Anselmo se ha transformado en el paradigma del teólogo y del hombre cuyo corazón reconoce que fue creado para Dios y por eso su inteligencia no descansará hasta encontrarse otra vez con Él. P. Fernando Rivas

SUMARIO

Editorial

Caritatis pace et amore veritatis: La experiencia de Dios en el epistolario de san Anselmo

El título desea expresar la genialidad de un Anselmo que no separa teología y espiritualidad, pensamiento y vida, amore veritatis et caritatis pace, como él mismo lo expresa en la carta 83, para lograr así, en la sabiduría y en la amistad, dos claves de interpretación que contienen todo el camino interior de la vida cristiana, desde una perspectiva de sentido global y grandioso que él percibe ante el misterio de Dios, revelado al hombre en la Palabra y en la historia.

Artículo

La liturgia formadora del monje (Segunda parte)

La economía de la Nueva Alianza es una economía esencialmente sacramental: de hecho, llegamos a ser cristianos a través de los sacramentos de la iniciación. No puede haber santidad, no puede haber oración fuera del misterio de Cristo en el cual comulgamos por el sacramento y por la liturgia, cuyo corazón es la Eucaristía. Esta es la razón por la que podemos decir que la liturgia es la fuente de donde mana toda la fuerza de la Iglesia (SC 10) o, con Juan Pablo II: “La Liturgia tiene como primera función conducirnos constantemente a través del camino pascual inaugurado por Cristo, en el cual se acepta morir para entrar en la vida”.

Artículo

Singularidad femenina que abre a un nuevo tiempo: Oratio VII de San Anselmo a Santa María Virgen.

El orante busca un vínculo a través del nombre invocado, llevando a cumplimiento la fuerza que de esta invocación recibe. El sujeto pasa a ser el propio corazón, que es capaz de desear, suplicar y hacer en la debilidad de su finitud, lo que sólo hace la realidad del Amor: derribar las puertas interiores del alma al mismo tiempo que pronuncia el nombre del otro. Por la palabra orante le acontece al hombre un milagro: ser plenamente sí mismo por referencia a un Tú, lo cual no implica perder consistencia ni en el propio yo ni ser arrastrado en la corriente de la vida ajena. Un nuevo tipo de identidad surge de este trabajo de memoria que se hace capaz de confesar a María su destino y de asumir con ella la responsabilidad de la vida.

Artículo

Necesidad de Cristo en el Cur Deus homo de san Anselmo

La vida de Jesús narrada en los Evangelios es una revelación que no deja indemne al pensador cristiano porque la fe en un Dios encarnado, muerto y resucitado lo modifica de raíz. Centro raigal que no solo influyó sobre la filosofía medieval imprimiendo una novedad absoluta, sino que influye hoy sobre todo creyente porque esa creencia lo arraiga en un lugar distinto del propuesto por el mundo contemporáneo.

Para exponer algunas de las novedades que surgen de esta revelación seguiré los lineamientos generales de una obra central al pensamiento de san Anselmo de Cantórbery titulada: Cur Deus homo.

Artículo

El hombre como capax dei en el Monologion de san Anselmo de Aosta

Hemos encontrado en la sabiduría de la teología monástica del siglo XI algunos “peldaños”, que nos han permitido adentrarnos sólo un poco en este Misterio y hemos elegido una persona, una promesa y al mismo tiempo una decepción: Anselmo de Aosta, en quien se configuran, el poder iniciar y el poder responder. Este hijo de la tradición monástica, ejercitado en el campo de la piedad, será nuestro guía, acompañados con su primera obra, el Monologion, y con su temerario o audaz método, la sola ratione, a través de la cual Dios concede al hombre recoger lo verdadero e iluminar nuestra mente, permitiéndonos, no solamente creer, sino también comprender (intellegere) el contenido de la fe y reconocer nuestros límites frente a aquello que nos supera; y tener la sabia y dolorosa experiencia en esta tierra de no poder alcanzar esta claridad.

Artículo

Abogado de monjes: la Oración XV a san Benito, de san Anselmo de Aosta

Con este trabajo deseamos presentar un análisis de la Oración XV a san Benito, perteneciente a la colección Orationes sive Meditationes de san Anselmo de Aosta. Para lo cual se dividirá el desarrollo en tres partes. En la primera se ofrece una breve panorámica sobre la vida de san Anselmo. La segunda parte, en cambio, está dedicada al análisis del texto de la oración, con particular atención a su estructura, a sus fuentes, a los campos semánticos, a los trazos estilísticos y a las figuras retóricas. En la tercera y última parte se analiza el contenido de la oración anselmiana, en sus dos partes constitutivas

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