Inicio » Cuadmon » Cuadernos Monásticos Nº 140

Editorial

El primer número de este año reúne una serie de contribuciones que tratan temas que son importantes en el momento presente. Pero al mismo tiempo, la mayoría de ellos, han preocupado al ser humano a lo largo de la historia.

La cuestión de la voluntad propia ha inquietado y sigue inquietando, particularmente en relación con el desafío que nos propone el Señor Jesús en el Evangelio de buscar y hacer la voluntad de Dios.

De grandísima actualidad e importancia es la cuestión de la influencia de la televisión en la vida humana, y más en concreto las consecuencias de su utilización indiscriminada en la existencia cristiana.

Esta entrega de “Cuadernos Monásticos” llegará a las manos de nuestros lectores mientras vivimos un tiempo de gracia y salvación: la Cuaresma y su gran culminación, la celebración culminante del año cristiano: la Pascua. Nada mejor entonces que profundizar en la importancia de “la belleza, clave del misterio y llamada a lo trascendente. Es una invitación a gustar la vida y a soñar el futuro”, justamente ante un hoy que cada vez más tiende a presentarse como sin salida, angustiante, en total contradicción con lo que nos exige nuestra fe cristiana: ¿Quién puede hacerles daño si se dedican a practicar el bien? Dichosos ustedes, si tienen que sufrir por la justicia. No teman ni se inquieten; por el contrario, glorifiquen en sus corazones a Cristo, el Señor. Estén siempre dispuestos a defenderse delante de cualquiera que les pida razón de la esperanza que ustedes tienen. Pero háganlo con suavidad y respeto, y con tranquilidad de conciencia. Así se avergonzarán de sus calumnias todos aquellos que los difaman, porque ustedes se comportan como servidores de Cristo. Es preferible sufrir haciendo el bien, si esta es la voluntad de Dios, que haciendo el mal (1 P 3,13-17).

En su homilía, dirigida especialmente a los monjes y monjas del Cono Sur del continente latinoamericano, el Cardenal Arzobispo de Santiago de Chile, nos recuerda: “La necesidad del hombre contemporáneo por una vida espiritual más intensa es una señal de la renovada actualidad que adquieren las familias monásticas que Uds. representan para nuestra cultura, como escuelas de oración donde se ayude a los hombres del tercer milenio a descubrir la necesidad y el valor del encuentro con Dios”. Me pregunto, ¿esta afirmación no se dirige también a cada familia, a cada comunidad cristiana?

En idéntica línea, la de la importancia y centralidad de la oración, de la vida espiritual, se ubica la enseñanza de san Cesáreo de Arlés. Con un planteo muy lúcido nos ayuda a trabajar sobre ese problema que tanto suele agobiar a quien desea orar en espíritu y verdad: la falta de atención, las distracciones, las tentaciones...

Nadie puede negar que estamos en una época especialmente difícil, y que por momentos puede flaquear nuestra confianza, vacilar nuestra certeza en el triunfo final de Cristo. San Agustín nos ofrece un buen remedio contra esta “enfermedad”:

«(...) Nuestra vida en esta peregrinación de aquí abajo no puede estar sin tentación, nuestro progreso no se realiza más que entre pruebas y nadie se conoce a sí mismo si no ha sido tentado. Sólo hay recompensa para el que ha vencido, sólo hay victoria para el que ha combatido, sólo hay combate frente al enemigo o la tentación.

(...) Somos nosotros, es decir su cuerpo, lo que el Señor ha querido prefigurar en su propio cuerpo en el cual murió, resucitó y subió a los cielos, para que los miembros tuvieran la certeza de llegar adonde la cabeza se les había adelantado. Nos representó, pues, en su persona cuando quiso ser tentado por Satanás. Se lee en el Evangelio que nuestro Señor Jesucristo fue tentado en el desierto por el diablo. En Cristo, tú fuiste tentado, porque Cristo había tomado su carne de ti para darte su salvación, su muerte de ti para darte su vida, sus ultrajes de ti para darte su felicidad, las tentaciones de ti para darte su victoria. Si hemos sido tentados en él, en él también triunfaremos del diablo. ¿Te fijas bien en que Cristo fue tentado y no te fijarás en que alcanzó la victoria? Reconoce en él su tentación, reconoce en él su victoria. Hubiera podido impedir al diablo que se le acercara; pero si no hubiera sido tentado ¿cómo hubiera enseñado la manera de vencer en la tentación?»[1].

SITIO DE “CUADERNOS MONÁSTICOS”: www.monasterio.org.ar/cuadmon

Tapa: san Mateo. El Libro de Kells. Irlanda, 807 (?). Folio 28v. San Mateo sostiene su evangelio en su mano izquierda; tiene la mano derecha sobre el corazón. Está de pie, situado delante de una sede o trono, que posee los símbolos de los otros evangelistas. 


[1] San Agustín de Hipona, Enarraciones sobre los Salmos, 60,3; trad. en Lecturas cristianas para nuestro tiempo, Madrid, Ed. Apostolado de la Prensa, 1973, D 12.

 

SUMARIO

Editorial

Voluntad

“Hay en el hombre una particular dimensión de capacidad de querer y de no querer, y también de conflicto entre lo que se quiere y lo que no se quiere; este ejercicio de la voluntad está marcado, en una perspectiva cristiana, por la presencia del pecado; pero antes de toda reflexión teológica, es indispensable una reflexión sobre la dimensión puramente antropológica de la voluntad. Después será posible hablar de la voluntad propia a la cual los Padres nos piden renunciar”.

Artículo

Los Padres de la Iglesia y la televisión

“La televisión es un instrumento creado por el hombre y es usada siguiendo intereses que brotan de los más profundo del corazón. Tratar de detenerse un momento y sondear cuáles son las motivaciones que llevan a encenderlo es el fin de estas reflexiones”.

Artículo

La vía estética como «kairós» para el nuevo milenio

«En el devenir histórico hay “momentos oportunos” que señalan un cambio de rumbo en el acontecer humano. Los griegos llamaron “kairós” a estos tiempos favorables y epifánicos, pues en ellos la acción de los dioses se les revelaba como “járis” (gracia). El cristianismo aplicó luego este sentido de oportunidad al acontecer histórico de Cristo y por extensión se entiende por “kairós” todo acontecimiento revelador de sentido. Dado que en el ocaso de la modernidad que le tocó vivir, Hans Urs von Balthasar vislumbró una luz señera a partir de la cual poder recuperar el sentido de la vida humana, su pensamiento puede, sin lugar a dudas, ser considerado como un “kairós” para el nuevo milenio. Cabe entonces preguntarnos ¿cuál es la médula del decir balthasariano? ¿Qué nuevo aspecto del misterio de Dios y del hombre nos revela este pensador genial, a nosotros que pertenecemos a la generación del paso de un milenio a otro?».

Artículo

Homilía

Pronunciada en la Misa de conclusión del IXº Capítulo General de la Congregación Benedictina de la Santa Cruz del Cono Sur, Abadía de la Ssma. Trinidad de Las Condes, Santiago de Chile, 07.09.01.

Artículo

Enseñanzas para los laicos acerca de la oración en los “Sermones” de san Cesáreo de Arlés (470-542)

“San Cesáreo, en los sermones al pueblo de Arlés, hablándoles acerca de la oración, se refiere a un tema de perenne actualidad: cómo lograr la atención mientras se reza, cómo hacer para no distraerse, y, de manera especial, cuando se está en un celebración litúrgica.

Sin embargo para Cesáreo, heredero de una larga tradición patrística, la falta de atención en la oración no se reduce a un simple problema de lo que puede llamarse atención psicológica. Ese dilema distracción-concentración es para los Padres una de las principales secuelas del pecado de Adán, quien fue el primero en romper con la contemplación en la cual Dios lo había creado, y que sigue siendo el verdadero estado natural de todo hombre. Por eso recuperar ese estado de oración continua, a la que tiende toda alma, es un proceso tan difícil como el rehacer nuestro ser dañado por el pecado original…”.

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