En el último trimestre de 1974, los monjes y las monjas del Cono Sur hemos tenido dos acontecimientos importantes: el 1er. Capítulo General de la Pre-Congregación Benedictina del Cono Sur, realizado en la Abadía de Niño Dios, de Victoria, desde el 14 al 18 de noviembre, y el VII Encuentro de la Conferencia de Comunidades Monásticas del Cono Sur, realizado en el Monasterio trapense de Azul, desde el 22 al 28 de noviembre. Cuadernos Monásticos publica en este número las crónicas de ambas reuniones y algunas de las ponencias leídas en el Encuentro de Azul. Nuestros lectores participarán así más de cerca en nuestra vida y en nuestras inquietudes. La serie de artículos sobre la ascesis cierra el conjunto de temas que Cuadernos Monásticos ha presentado como un aporte para una vivencia más intensa del Año Santo y su objetivo: renovación-reconciliación. Es totalmente impensable una renovación sin ascesis o una reconciliación sin la cruz en nuestras vidas. El Papa Pablo VI ha señalado últimamente en varias ocasiones la necesidad de integrar la ascesis en nuestra vida. Decía el 27 de febrero de 1974, en la basílica de Santa Sabina, previniéndonos contra dos posibles enemigos de la ascesis cristiana:
“No podemos ser cristianos si no es con plena valentía, con fuerza. Nuestro cristianismo no puede ser un cristianismo flojo...,un cristianismo burgués que trata de evitar la angulosidad de los sacrificios y va tras una vida cómoda, llena de honores, tranquila, gozada al máximo.
El cristianismo conoce todas las dulzuras del estilo de bondad, de caridad, pero es en sí mismo, un estilo fuerte, severo, quiere ser vivido con plenitud, con su potencial de heroísmo...
También la vida religiosa puede llevar en sí misma una desviación congénita. Puede ser traicionada por su misma profesión, es decir, por la exterioridad, por el hacerse ver, por el hacerse reconocer. Es la vanagloria de la piedad, la vanagloria de ser buenos, de sentirse dignos de la estima ajena, perdiendo así lo que al Señor más le importa.
‘Entra dentro de tí mismo’. Ahí es donde debe tener lugar tu coloquio con Dios, no en la manifestación y publicidad exteriores tan en boga hoy en día... Y, ¿lo demás? Lo demás, que sea sencillo. Baste la disciplina de nuestra regla de vida cristiana, como la práctica de la Iglesia lo ha establecido. Que el exterior sea sereno, tranquilo, bello, que sea –dice el Señor– perfumado y sonriente”.
Junto con este llamado a una ascesis evangélica, la Iglesia ha convocado a todos los cristianos a entrar en su plan de evangelización, según el IV Sínodo de setiembre-octubre 1974.
Cuadernos Monásticos desea colaborar, a pesar de su pobreza, en este programa de toda la Iglesia. Comenzamos publicando una conferencia del Rdo. Padre Abad Primado Remberto Weakland, osb.
Que Jesucristo y su Iglesia nos encuentren despiertos a sus deseos y proyectos, y dispuestos a dar por ellos la vida.
La Dirección