Conferencia décimo séptima: Segunda conversación con abba José.
Sobre las promesas[1]
Capítulos:
1. Una noche en vela[2].
2. La preocupación de abba Germán sobre el recuerdo de nuestra promesa.
3. Mi opinión al respecto.
4. La pregunta de abba José y nuestra respuesta sobre cómo surgió nuestra preocupación.
5. La explicación de abba Germán sobre por qué preferíamos permanecer en Egipto, y aquellos motivos por los que regresaríamos a Siria.
6. La pregunta de abba José sobre si progresaríamos más en Egipto que en Siria.
7. La respuesta, sobre la diferencia en la instrucción en cada una de las dos provincias.
8. Que los hombres perfectos no deben prometer nada en absoluto, y sobre si pueden incumplir[3] sus promesas sin pecar.
9. Que con frecuencia es más beneficioso cambiar las decisiones que mantenerlas.
10. Nuestra pregunta sobre el temor por el voto que se hizo en el cenobio de Siria.
11. Respuesta: se debe considerar la intención del que actúa más que los efectos de las acciones.
12. Que los buenos resultados no benefician a quienes han obrado mal, ni las malas acciones perjudican a los buenos.
13. Nuestra respuesta, sobre por qué se nos exigió un voto[4].
14. El discurso del anciano, en el sentido de que el orden del obrar de alguien puede alterarse sin culpa, siempre que se mantenga la intención de un buen deseo.
15. Pregunta: ¿sobre si es pecaminoso que nuestro conocimiento ofrezca una ocasión de escándalo a los débiles?
16. Respuesta: que la verdad de las Escrituras no debe ser alterada por el escándalo que esto pueda causar a los débiles.
17. Que las personas santas han hecho buen uso de la mentira como si fuera eléboro.
18. Una objeción: que solo aquellos que vivían bajo la Ley utilizaban la mentira sin culpa.
19. Respuesta: que el permiso para mentir, que no se concedía ni siquiera en el Antiguo Testamento, probablemente fue utilizado de forma inapropiada por muchos.
20. Que los apóstoles mismos, en ocasiones, consideraban beneficiosa la mentira y perjudicial la verdad.
21. Si la abstinencia[5] oculta de alguien debe ser divulgada sin mentir a quienes preguntan, y si lo que, en alguna ocasión, ha sido rechazado debe ser aceptado.
22. Objeción: que está bien ocultar la abstinencia, pero que lo que una vez ha sido rechazado no debe ser aceptado.
23. Respuesta: la obstinación con respecto a esta decisión es irrazonable.
24. Cómo abba Piamun decidió ocultar su abstinencia.
25. Testimonios de las Escrituras relativos a las promesas que han sido cambiadas.
26. Que los hombres santos no pueden ser obstinados y duros.
27. Pregunta: sobre si las palabras: “He jurado y he establecido” (Sal 118 [119],106), son contrarias a la opinión antes mencionada.
28. Respuesta: En qué condiciones debe mantenerse sin cambios una promesa y en qué condiciones, si es necesario, debe revocarse.
29. Cómo deben confiarse las cosas que deben permanecer ocultas.
30. Nada debe prometerse más allá de lo que concierne al bien de la vida común.
“La justificación teológica de Casiano para su distinción entre medios y objetivo aparece en esta Conferencia. La puesta en escena es una crisis a la que se enfrentan Casiano y Germán tras su llegada a Egipto. Habiendo prometido a sus superiores en Belén que visitarían monasterios y luego regresarían a su propio cenobio, han encontrado en Escete el ideal monástico que han estado buscando. Un regreso a Palestina, temen, sería fatal para sus aspiraciones monásticas”[6].
Capítulo 1. Una noche en vela
1. Una vez terminada la conferencia anterior, y cuando ya había caído el silencio nocturno, el santo abba José nos llevó a una celda lejana para que descansáramos un poco. Pero sus palabras habían encendido una especie de fuego en nuestros corazones y, tras pasar toda la noche sin dormir, salimos de la celda, nos alejamos unos cien pasos y nos sentamos juntos en un lugar más remoto. Y cuando la oscuridad de la noche nos brindó la oportunidad de hablar entre nosotros de manera tranquila y amistosa, abba Germán gimió profundamente mientras estábamos allí sentados.
Capítulo 2. La preocupación de abba Germán sobre el recuerdo de nuestra promesa
La dificultad que Germán experimenta fuertemente
2.1. Germán: «¿Qué estamos haciendo?, dijo. Porque nos vemos en un momento crítico y obstaculizados por nuestra condición extremadamente miserable. El género[7] y el modo de vida de las personas santas nos enseñan eficazmente lo que es más beneficioso para progresar en la vida espiritual, pero la promesa que hicimos a los ancianos no nos permite elegir lo que es conveniente
La promesa del retorno a Belén
2.2. De hecho, podríamos formarnos a partir de ejemplos de hombres tan grandes y nobles para una vida más perfecta y un propósito determinado, a menos que la promesa pactada de regresar con insistencia al monasterio nos lo impidiera. Y si volvemos, no se nos concederá más la oportunidad de regresar aquí. Pero si, por el contrario, preferimos permanecer aquí y cumplir con nuestro deseo, ¿qué hacemos respecto a la fidelidad al juramento, por el que prometimos volver lo antes posible, después de que se nos hubiera permitido viajar rápidamente para visitar a los hombres santos y los monasterios de esta región?
Una vergüenza que no es virtud
2.3. Y mientras estábamos así agitados por esto y no podíamos decidir qué hacer por nuestra salvación, solo con gemidos dábamos testimonio de la angustia de nuestra difícil situación. Culpamos a la debilidad de nuestro cuerpo y detestamos nuestra innata timidez[8]; y agobiados por su opresión, incluso en contra de nuestro propio beneficio y orientación elegida, fuimos incapaces de resistir las súplicas de quienes nos retenían, salvo con la promesa de un rápido regreso. Y nos lamentamos por el hecho de ser víctimas del vicio de la vergüenza, sobre la que se dice: “Hay una vergüenza que trae consigo el pecado” (Pr 26,11)[9]».
Capítulo 3. Mi opinión al respecto
Entonces yo [Casiano] dije: “Dejemos que el consejo -o más bien la autoridad- del anciano resuelva nuestro dilema. Debemos llevarle nuestras preocupaciones y, sea cual sea su decisión, como si se tratara de una respuesta divina y celestial, pondrá fin a toda nuestra inquietud. No debemos tener ninguna duda sobre lo que nos dará el Señor a través de la boca de este hombre santo, tanto por su dignidad como por nuestra fe. Porque, por don del Señor, los creyentes han obtenido a menudo consejos beneficiosos de personas indignas, y los incrédulos de personas santas, ya que es Él quien los concede de acuerdo con la dignidad de quienes responden y la fe de quienes piden”.
El santo abba Germán escuchó estas palabras con entusiasmo, como si no las hubiera pronunciado yo mismo, sino por inspiración del Señor, y esperamos un poco la llegada del anciano y la hora de la synaxis vespertina, que ya se acercaba. Después de recibirlo con el saludo habitual y de cumplir con el número correcto de oraciones y Salmos, nos sentamos una vez más, como de costumbre, en las mismas esteras en las que nos habíamos acomodado para dormir.
[1] Lit.: sobre la definición o determinación; o también: sobre lo establecido (de definiendo).
[2] Lit.: sobre las vigilias que experimentamos (o soportamos).
[3] Lit.: rescindir, anular (rescidenre).
[4] Sacramentum: juramento
[5] Lit.: continencia.
[6] Stewart, p. 45.
[7] Ratio.
[8] Lit.: vergüenza, pudor (verecundia); también: el temor de hacer algo.
[9] Otra versión: “Hay una vergüenza que ocasiona la falta” (La Biblia griega, vol. III, p. 322: Pr 26,11a).