NATIVIDAD DEL SEÑOR
“Nadie entre las criaturas podía sanar nuestra gran herida, sino solo la bondad de Dios, su Unigénito, a quien Él envió como salvación del mundo entero. Él es el gran sanador, que es capaz de curar esta gran herida. En su benevolencia, y por la salvación de todos nosotros, el Padre de la creación no perdonó a su Hijo único, sino que lo entregó por nuestros pecados. Él fue humillado por nuestras iniquidades y por sus llagas hemos sido curados.