Inicio » Content » LOS "PRIMEROS PASOS" DE LA CONFERENCIA DE COMUNIDADES MONÁSTICAS DEL CONO SUR (SURCO)
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Historia de SURCO

PRIMERA REUNION de los superiores de los monasterios benedictinos y cistercienses de Argentina, Chile y Uruguay

   Del 3 al 5 de marzo de 1966 se reunieron en el Monasterio de Santa María de Los Toldos (Argentina), los Superiores de los monasterios benedictinos y cistercienses de Argentina y Chile. La iniciativa partió del R. P. Santiago Veronesi, osb, Prior de Cristo Rey (Siambón, Argentina), y respondieron a ella todos los superiores. Faltaron solamente el R. P. Superior de los Cistercienses de Nuestra Señora de los Andes (Chile) y las Reverendas Madres Prioras de los Monasterios “Mater Unitatis” (Santiago del Estero) y María, Madre de la Iglesia (Montevideo, Uruguay), que no pudieron asistir.
 

 

   El objeto del encuentro era, como lo expresó en la primera sesión el R. P. Veronesi, hacer que los monasterios se conocieran y amaran más, e integraran sus esfuerzos en una acción común, a lo que sin duda invita la común vocación monástica según la Regla de san Benito.

   Durante tres días muy intensos se sucedieron conferencias y debates, que fueron presididos por el Revmo. P. Abad Dom Lorenzo Molinero, osb, de Buenos Aires. Los temas que se trataron fueron: la posibilidad de una mayor unión entre los monasterios; la fundación de una revista monástica latino-americana; el Oficio Divino; los estudios y la formación de los jóvenes monjes; la adaptación de la vida religiosa, según el Concilio.



    

   Actuaron como relatores el R. P. Veronesi y el R. P. Adalberton Metzinger, osb, Prior del Monasterio de Las Condes (Chile). Tanto en las relaciones de los temas como en los debates que seguían a su lectura, se hizo evidente la identidad casi total de ideas entre los superiores, y su coincidencia sobre las medidas prácticas a adoptar. Expresóse de ese modo el anhelo de los monjes americanos del Cono Sur de actuar coordinadamente; de requerir a quien corresponda la libertad para hacer la adaptación que reclama el Concilio; de realizar en nuestro tiempo y en nuestro media americano una vida monástica seria, según el espíritu y la Regla de N. P. san Benito. Sobre el Oficio Divino se concordó en la necesidad de volver a convertirlos en oración, traduciéndolo a la lengua vernácula y reestructurándolo, si fuera preciso.
 

   Sobre los estudios y la formación de los monjes se estuvo también de acuerdo en que debían tener como objeto preparar hombres cristianos que vivían con autenticidad su vocación monástica. Los estudios clericales no ofrecen una plataforma suficientemente amplia para ese fin, y además no todos los monjes son clérigos. La unificación de las clases y la homogeneización de la comunidad, exigen una formación adecuada, pero común, como es común la vocación monástica, reconociendo, sin embargo, la diversidad de dones y aptitudes. Por ello se habló de incluir en la formación una iniciación técnica o artesanal para quienes tengan esas cualidades. La renovación y adaptación de la vida religiosa, propuesta por el Concilio Vaticano II, encontró también unánime respuesta. Las relaciones entre el Padre del monasterio y sus monjes vistas en una dimensión de servicio; la renovación constante de las formas de la vida monástica y de las observancias, para que se mantenga vivo el espíritu que debe animarlas; la adaptación al medio en que se implanta el monasterio, fueron los temas tratados bajo el título de la renovación.

   En resumen, estos anhelos y propósitos encontraron su cauce entres proporciones concretas. En primer lugar, un pedido de informes al A.I.M. (Aide à l´Implantation Monastique), sobre la posibilidad de integrarse en él, de modo de favorecer la vida y desarrollo de nuestros monasterios. Luego, la solicitud que se dirigió al Revmo. P. Abad Primado de la Orden de San Benito para que puedan asistir al próximo Congreso de Abades también los Superiores de los monasterios aún dependientes, pero que recibieron la erección canónica y poseen noviciado y capítulo propios. En tercer lugar la realización de la Revista, cuya dirección fue confiada al R. P. Antonio Ghiotto (Abadía de Niño Dios, Argentina), y que debe ser el vínculo entre los monasterio, a la vez que un medio para hacer asequibles a todos los monjes y monjas de habla castellana textos de espiritualidad y de historia monásticas.
 

   Para mantener los contactos entre los monasterios y organizar las próximas reuniones, hacer circular informaciones y material, etc., se designó como Secretario permanente al Hno. Martín de Elizalde, osb (Los Toldos, Argentina); con él colabora en el trabajo de Secretaría Sor María de Luján López Guerra, osb, (Abadía de Santa Escolástica). Toda la correspondencia relacionada con las reuniones, informes, sugerencias, pedidos, etc., deben dirigirse al Secretario, Monasterio de Los Toldos.
 

Hno. Martín de Elizalde osb
Monasterio de Santa María
Los Toldos (Buenos Aires)

Abadía de Santa escolástica
Victoria (Buenos Aires)
 


Texto publicado en la sección “Crónicas” de Cuadernos Monásticos, número 1 (1966), pp. 1-18.